QUIÉN SOY YO, PARA QUE LA MADRE DE MI SEÑOR VENGA A VISITARME? Esta expresión espontánea, clara y sincera, conlleva implícitamente un acto de FE sólido, arraigado y profundo, de Santa Isabel ante la maravillosa grandeza de nuestra Madre, la Virgen, que en su seno lleva al Verbo Encarnado. Esta manifestación de Fe, es como la que encontramos en el libro de Juan, el ciego de nacimiento, que sirvió de "Credo" de los primeros cristiano seguidores del evangelista Juan:
" Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?
Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?
Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es.
Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. "
Y, como sucedió en la vida terrestre de la Virgen, como sucedió en Lourdes, en Fátima y, de manera muy especial en Garabandal, como está sucediendo también desde 1.981 en Medjugorje, las visitas de la Virgen se repiten con asiduidad. En Garabandal una o varias veces en el día y en la noche, a una niña, a varias o a todas ellas, y, en Medjugorje, cada 24 horas tenemos su Visitación. Que gozo poder contar diariamente con la presencia de María, ya sea porque se está en Medjugorje, o porque se participa de la Gracia de su venida, aquí en la tierra, a la misma hora y en caulquier parte del planeta.
Según nos cuenta sor Emmanuel, "las visitas de María, con el fantástico capital de gracias que éstas nos ofrecen, no están reservadas para unos pocos elegidos. ¡No! son para cada uno de nosotros, para ti, querido lector, para tu familia, para todos aquellos que, a la hora de la aparición, abran las puertas más íntimas de su corazón".
Como dijo el Padre Jesuita, Luis María Andreu, después de la visión de la Virgen en Garabandal: "-- Para mí ya no hay duda de que lo que dicen las niñas es verdad, qué gracia mas grande me ha dado la Virgen, qué Madre mas buena tenemos en el Cielo, hoy es el día más feliz de mi vida ".