En ocasiones las personas, a pesar del tiempo transcurrido, somos incapaces de realizar una verdadera instrospección y postrarnos ante las Grandezas del Cielo: DIOS LO PUEDE TODO, JESÚS LO PUEDE TODO y EL ESPÍRITU SANTO LO PUEDE TODO, LA VIRGEN, POR MEDIACIÓN DE SU HIJO Y DE SU PADRE Y ESPOSO, TAMBIÉN SE LO CONCEDEN TODO. Por qué digo esto? Lo digo, en primer lugar porque es una verdad dogmática y porque, en ocasiones, leyendo algún que otro libro de algún que otro autor, te percatas de que el ser humano, a pesar de querer aparentar lo contrario, sigue proyectanto a la Santísima Trinidad las mismas limitaciones que tiene el ser humano. Esto días leía un libro titulado, "Testigo Directo de Garabandal " del autor, JOSÉ ANTONIO JULIANI.Es un libro que, a pesar de lo voluminoso que es y, todo hay que decirlo, el enorme trabajo de "campo" realizado, tanto en la recogida de información, casí siguiendo un verdadero protocolo de estudio de un sociólogo o psicólogo, como en su ordenación, redacción y publicación; no nos aporta nada nuevo al extenso abanico variopinto de publicaciones sobre los hechos de Garabandal y, además para mi, opinión totalmente personal, le hace falta un centro más espiritual - el cogollo - "EL ESPÍRITU": El hombre no sólo es carne, materia, cerebro; el hombre es, sobre todas las cosas, espíritu, por tanto, no abramos la mente sino el CORAZÓN. Los hechos de Garabandal no se analizan con la razón, no se observan con la visión, no se hablan con la palabra ni los mensajes audibles de la Virgen, se escuchan con los oídos. Todo , absolutamente todo, se canaliza a traves del CORAZÓN. Por esto ni todos ven, ni todos oyen, ni todos huelen a rosas, ni todos perciben al Ser celestial: sea la Virgen sea un Angel, sea un Santo o al mismo JESÚS. En una ocasión ocurrió este suceso:
"En contraste con la voz de las niñas, muy débil, muy suave, se oyó perfectísimamente una voz mas fuerte y llena, que con voz seria dijo: «No, no hablo». La reacción fué instantánea por parte de todo el grupo, nos levantamos todos sorprendidos. Algunas mujeres empezaron a gritar: ¡milagro!, ¡milagro!, esto hay que llevárselo al Papa. Pusimos otra vez el magnetófono y, después de que la niña insiste, ya no se oyó voz de ninguna clase.
Yo, desde mi humilde opinión y si el autor me permite, le daría un consejo sencillo: Que se postre humildemente ante la Grandeza de la Santísima Trinidad, pida la asistencia de Nuestra Señora de Garabandal y se deposite en sus manos y bajo el amparo de su manto, que como dijo a Conchita, todos sus hijos están bajo él, y después lea su libro como si no lo hubiera escrito él. ¡ Seguro que la Virgen le siembra en su CORAZÓN las verdades de GARABANDAL! ¡ Animo que la Virgen te Bendiga!.