jueves, 15 de diciembre de 2011

La Inmaculada Concepción

Hoy es un día grande para toda la Iglesia, católicos, ortodoxos, coptos, armenios; para todos aquellos que proclamamos con el corazón, por inspiración del Espíritu Santo: MARIA THEOTOKOS. María La Madre de Dios. Pero, si para alguien es especial, porque ella, a través del Espíritu, como ya pasó cuando visitó a su pariente Santa Isabel, sembró en el corazón la “Exclamación: Inmaculada Concepción”, es para san Francisco  de Asís y sus dilectos hijos,  que fueron devotos de la concepción inmaculada de María  desde el mismo momento de la conversión de Francisco.
Nosotros conocemos la dialéctica famosa entre el hijo de san Francisco, el beato Duns Escoto, y el dominico, santo Tomás de Aquino, que acabó con la contundente afirmación del “doctor sutil o doctor mariano”, el beato Escoto, diciendo: Dios podía, Dios quería, pues Dios lo hizo.
Sin embargo,  quizás conocemos menos la devoción casi infantil y pueril, pero a la vez profunda y mística, que san Francisco de Asís profesaba a la Madre de Dios: MARIA. De hecho la nombró abogada de la Orden Franciscana y si le hubieran dejado los “sabios consejeros papales”, lo habría hecho incluir, que de hecho lo hizo en el texto original,  en la Regla de la forma de vida que le aprobaría el Papa nombrando también, como Ministro General de la Orden, al Espíritu Santo. Como es de suponer, los teólogos de la Iglesia, también le hicieron retirar este nombramiento tan inusual. Años después, una hija dilecta suya, sor María Jesús de Agreda, Franciscana Concepcionista descalza, nombraría Superiora del Convento a la Virgen María y contribuiría de forma notable, con su Mística Ciudad de Dios, obra inspirada, a la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.
Por esto, el Papa Pio IX, cuando proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, con la bula ” Inefabilis Deus “, la hizo grabar a los pies de la estatua de Francisco de Asís en el Vaticano, con el agradecimiento a él y a sus dilectos hijos por la defensa incansable, que a lo largo de los siglos postularon, defendiendo el dogma de la Inmaculada Concepción. A todo ello, cabe precisar, que los franciscanos gozaban de permiso para celebrar la Fiesta de la Inmaculada de forma privada desde el Siglo XV, gracias a un Papa franciscano, Sixto IV, que aprobó el Oficio y la Misa de la Purísima Concepción.
Si nos introducimos en la extraordinaria obra inspirada de sor Mª Jesús de Agreda, Mística Ciudad de Dios, descubriremos las extraordinarias gracias con que Dios favoreció a la Virgen, ya en el Pensamiento Inmanente de la Trinidad y antes de la Creación. En unos de los múltiples éxtasis de sor Mª Jesús, se le mostró por la luz infusa, que es la que pone de manifiesto las cosas como son en sí, las perfecciones divinas, la virtud y la perfección y la fealdad del pecado, la inconstancia de las cosas terrenas y otras cosas más; los  Misterios de Nuestra Madre.
Le permitirían ver, no con los ojos del cuerpo, sino con los del corazón y los del alma, este gran  Misterio: Que La Virgen fue ideada, engendrada y criada,  ”ab initio et ante saecula”. Que no desciende de Adán por la culpa, sino de Dios y concebida sin pecado original. Se le dió a entender por conocimiento y luz infusa, que María ” bajó adornada y preparada por Dios” y, referente a la Gracia y a los dones recibidos por la Virgen María, retirará el velo caliginoso y nos permite penetrar en esta Verdad: Que Dios le dió todo lo que quiso darle, que quiso darle todo lo que pudo, y que pudo darle todo lo que no era Ser de Dios, pero sí lo más inmediato a la divinidad. Así vino a ser, en el mismo momento de su concepción, “la obra y milagro, de la omnipotencia divina”, “el abismo de la Gracia” y la criatura más inmediata y Próxima a Dios.
Quiero terminar esta meditación de la Inmaculada Concepción, con esta explosión de amor de Francisco de Asís a la Virgen:
¡ Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, virgen hecha Iglesia, y elegida por el santísimo Padre del cielo, consagrada por Él con su santísimo Hijo amado y el Espíritu Santo Paráclito; que tuvo y tiene toda la plenitud de la Gracia y todo bien!
¡Salve, palacio de Dios! ¡Salve, tabernáculo de Dios! ¡Salve, casa de Dios! ¡Salve, vestidura de Dios! ¡Salve, esclava de Dios! ¡Salve, Madre de Dios! ¡Salve también todas vosotras, santas virtudes, que, por la gracia e iluminación del Espíritu Santo, sois infundidas en los corazones de los fieles, para hacerlos, de infieles, fieles a Dios!
Paz y Bien.
Leone.

martes, 19 de julio de 2011

EL AVISO ( "DE GARABANDAL") SEGUN VASSULA

LA PURIFICACIÓN


15.09.91     

Apóyate en Mí, bendita de Mi alma. Yo te daré Mi Paz. Escribe:

¡Oh Jerusalén! 1 Vuelve tus ojos al este y al oeste; vuelve tus ojos al norte y al sur y ¡Yo estoy allí! En verdad te digo que una vez más Mi Espíritu será derramado en ti y Mi Imagen se propagará a través de la faz del mundo. Lo que Yo he planeado sucederá y lo que te he dicho, se cumplirá. Ven, cerca de Mí y escucha cuidadosamente: hoy vengo todo el camino hasta tu puerta sosteniendo el estandarte de la Paz. Estoy viniendo a salvarte Jerusalén. Sobre él está escrito: Fiel y Verdadero 2 el Rey de reyes y el Señor de señores. 3 ¿Escucharé de ti Jerusalén: "Mi Rey, eres Tú al que tengo que adorar", o seguirás ignorando todavía a Aquel Quien te ofrece Su Paz... ahora? ¿Reconocerás, en estos últimos días antes del Día del Castigo, Mi Santo Espíritu que descendió desde lo alto, en toda Su Gloria, para hacer morada contigo? Durante toda tu vida, generación, te mofaste de Mi Ley y te alejaste, rebelándote; ¿alguna vez estarás preparada para encontrarme, a Mí, tu Dios? ¡Pronto pasaré a través de tu Ciudad! 4 ¡Y será más pronto de lo que piensas! Éstas serán Mis últimas advertencias. Solemnemente les digo:

¡Despierten de su sueño profundo!

Se están dirigiendo hacia su ruina,

sacúdanse el polvo que los cubre

y levántense de la muerte.

El Fin de los Tiempos 5

está más cerca de lo que piensan.

1) Pronto, muy pronto, abriré repentinamente Mi Santuario en el Cielo y allí, sus ojos sin velo percibirán, como en una secreta revelación: miríadas de Ángeles, Tronos, Dominaciones, Soberanías, Potestades, todos postrados alrededor de

El Arca de la Alianza.

Entonces, un Aliento se deslizará sobre su rostro, y los Poderes del Cielo temblarán. Destellos de relámpago serán seguidos por los truenos, "de repente vendrá sobre ustedes un tiempo de gran aflicción, sin precedente, desde que las naciones primero vinieron a existir". 6 Porque permitiré que su alma perciba todos los sucesos de su vida. Se los revelaré uno tras otro. Ante la gran consternación de su alma, se darán cuenta de cuánta sangre inocente, de almas víctimas, derramaron sus pecados.

Haré, entonces, que su alma tenga consciencia de ver cómo nunca ha seguido Mi Ley; como un pergamino desenrollado, Yo abriré El Arca de la Alianza y los haré conscientes de su desorden.

2) Si todavía permanecen con vida y de pie, los ojos de su alma contemplarán una luz deslumbradora, como el brillo de muchas piedras preciosas, como las chispas de un diamante de cristal, una Luz tan pura y tan brillante que, aunque miríadas de ángeles estarán muy cerca, en Silencio, ustedes no los verán completamente, porque esta Luz los cubrirá como polvo dorado plateado. Su alma sólo percibirá su forma, pero no su rostro. Entonces, en medio de esta Luz deslumbrante, los ojos de su alma verán lo que habían visto una vez en esa fracción de segundo, el verdadero momento de su creación...

Ellos verán:

a Aquel que fue el primero

que los sostuvo en Sus Manos,

Los Ojos que los vieron primero.

Ellos verán:

las Manos de Aquel Que

los formó y los bendijo...

Ellos verán:

al Padre Más Tierno, su Creador,

todo vestido de temeroso esplendor,

el Primero y el Ultimo,

El que es, el que fue y

el que vendrá,

El Todopoderoso,

El Alfa y el Omega:

El Soberano.

Debilitados con su despertar, sus ojos estarán paralizados en los Míos, los cuales serán como dos Llamas de Fuego. 7 Entonces, su corazón mirará sus pecados y el remordimiento se apoderará de él. Con gran aflicción y agonía, sufrirán su desorden, dándose cuenta de cómo profanaban, constantemente, Mi Santo Nombre y cómo Me estaban rechazando a Mí, su Padre... Llenos de pánico, temblarán y se estremecerán cuando se vean a sí mismos como cadáveres descompuestos, devastados por gusanos y por buitres.

3) Y si sus piernas todavía los sostienen, les mostraré lo que su alma, Mi Templo y Mi Morada, alimentó todos los años de su vida. En lugar de Mi Sacrificio Perpetuo verán, para su consternación, que ustedes estaban acariciando a La Víbora y que habían erigido esta Desastrosa Abominación, de la que habla el profeta Daniel, en el más profundo dominio de su alma,

La Blasfemia.

La Blasfemia, que cortó todos los lazos celestiales que los unen a Mí e hizo un abismo entre ustedes y Yo, su Dios.

Cuando llegue ese Día, las escamas de sus ojos caerán, para que puedan percibir qué desnudos están y cómo dentro de ustedes, no son más que tierra árida y seca... Infeliz criatura, tu rebelión y tu rechazo a la Santísima Trinidad te convirtió en un renegado y perseguidor de Mi Palabra.

Tus lamentos y tus gemidos, entonces sólo serán escuchados por ti. Yo te digo: te lamentarás y llorarás, pero tus quejidos serán sólo escuchados por tus propios oídos.

Yo sólo puedo juzgar, como se Me ha dicho que juzgue, y Mi juicio será justo. Como ocurrió en tiempos de Noé, así será cuando Yo abra los Cielos y les muestre el Arca de la Alianza: "Porque en aquellos días, antes del Diluvio, la gente comía, bebía, tomaba esposas, tomaba esposos, hasta el día en que Noé entró en el Arca, y ellos no sospecharon nada hasta que llegó el Diluvio y se llevó a todos". 8 Así es como será también en este Día. Y les digo que, si este tiempo no hubiera sido acortado por la intercesión de su Santa Madre, de los santos mártires y del lago de sangre derramada en la tierra, desde Abel el Santo hasta la sangre de todos Mis profetas, ¡ninguno de ustedes hubiera sobrevivido!

Yo, su Dios, estoy enviando ángel tras ángel para anunciarles que Mi Tiempo de Mi Misericordia se está acabando y que el Tiempo de Mi Reino en la tierra está a la mano. Yo estoy enviando a Mis ángeles para que den testimonio de Mi Amor: "a todo el que vive en la tierra, a cada nación, raza, lengua y tribu". 9 Yo los estoy enviando como apóstoles de los últimos días para anunciar que: "el Reino del mundo se convertirá como Mi Reino de lo alto y que Mi Espíritu reinará por siempre y para siempre", 10 en medio de ustedes. Yo les estoy enviando a Mis servidores, los profetas, para que griten en este desierto que ustedes deben:

"¡Temerme y alabarme

porque el Tiempo ha llegado

para que Yo me siente a juzgar!" 11

Mi Reino vendrá, de repente, sobre ustedes, es por eso que deben tener constancia y fe hasta el final.

Hija Mía, ora por el pecador

que está inconsciente de su decadencia;

ora y pide al Padre que perdone

los crímenes que el mundo comete incesantemente;

ora por la conversión de las almas;

ora por la Paz.

________________________________________

1 Es decir: ¡Oh generación!


2 Ap.19,11


3 Ap.19,16


4 Esto es, a través de nosotros. Nosotros somos ciudades


5 El Fin de los Tiempos NO es el Fin del mundo, es el fin de una época


6 Dan.12,1


7 Ap.19,12


8 Mt.24,38-39


9 Ap.14,6


10 Ap.11,15


11 Ap.14,7

C.F. www.tlig.org/sp.html

miércoles, 25 de mayo de 2011

JUAN PABLO II: "UN SANTO VALIENTE".

Noticia
18/05/2011 - Revelan que JPII veneró una imagen de la Virgen proveniente de Medjugorje que lloraba sangre
Tras la beatificación del pontífice, el obispo emérito de la diócesis, decide sacar a la luz el hecho acontecido en el Vaticano en junio 1995.
El Papa Juan Pablo II veneró esta imagen de la Virgen de Civitavecchia, una estatua de yeso proveniente de Medjugorje que supuestamente había llorado sangre en 14 ocasiones.
Lo asegura en el libro “La Madonnina de Civitavecchia. La verdadera historia de un doloroso drama de amor” monseñor Girolamo Grillo, obispo emérito de esta diócesis a 50 kilómetros de Roma.
Dice que el secretario personal del Papa, Stanislaw Dziwisz, le llamó para que acudiera al Vaticano con la estatua. Era el 9 de junio de 1995, tres meses después de que el obispo viera con sus propios ojos el extraordinario llanto de la estatua.
“Estuvimos rezando largo rato. Durante la cena, el Papa me pidió que le contase lo sucedido. Empecé a explicárselo pero paré porque me di cuenta de que él sabía más que yo. Me quedé impresionado. Después habló sobre el significado de este llanto. Después de cenar me ordenó que mantuviese esto en silencio y que un día, yo debía contar al mundo que Juan Pablo II había venerado la imagen de Virgencita de Civitavecchia. Le pregunté cuándo y me dijo que me daría cuenta yo sólo”, dice monseñor Grillo .
Como prueba de este encuentro, muestra en su libro una carta en la que relataba esta visita, firmada y fechada por el propio Juan Pablo II.
“Le pregunté a don Stainslaw: ¿Quién me creerá, quién creerá lo que he escrito en mis diarios? Me dijo que describiera en una carta lo sucedido esa noche y que le enviase dos copias. Una semana después me devolvió lo escrito firmado por Juan Pablo II”, relata el obispo emérito de Civitavecchia.
Además el obispo asegura que el cardenal Angelo Sodano, entonces Secretario de Estado, le llamó varias veces en nombre del Papa para que tuviese fe y creyese en el llanto extraordinario de la estatua.
Sin embargo, el Vaticano, en concreto la Congregación para la Doctrina de la Fe, no ha hecho ninguna declaración oficial que validase estos hechos extraordinarios.
No consta que sea sobrenatural, pero...
“Durante una primera investigación de una comisión se concluyó con la definición “non constat de sopranaturalitate”, una conclusión un poco imprecisa que viene a decir que en ese momento no se puede constatar su origen sobrenatural. No es la conclusión negativa, “constat de non”, que significa que consta que  no es sobrenatural”, explica el vaticanista Andrea Tornielli.
Para monseñor Grillo la beatificación de Juan Pablo II ha sido el signo de que debía hacer pública esta veneración. Nuevos episodios de una historia sobre la que la Iglesia no ha pronunciado todavía su última palabra.

viernes, 29 de abril de 2011

VISION DE DON VALENTIN MARICHALAR: PARROCO DE GARABANDAL.

Dice Don Valentín:


«Me acuerdo del día del Apóstol Santiago. Era ya casi medianoche y una veintena de personas asistían a un éxtasis de las niñas. Yo contemplaba a veces el cielo, un hermoso cielo de verano, brillante de estrellas, con alguna que otra nubecilla blanca que atravesaba la atmósfera.


De pronto, ¡yo lo vi con estos ojos!, y también lo vieron las personas que digo, apareció nuestro santo patrón Santiago, sobre hermoso caballo blanco, tal como nos lo muestra la tradición histórica española; por unos minutos pareció hacer la ruta celeste, desapareciendo a veces detrás de alguna nube y volviendo a aparecer de nuevo. Era de verdad admirable.»


Era oportunísima esta presencia del "Defensor del alma Hispana", cuando de nuevo llegaba para su gente la hora de las grandes batallas de la fe.

miércoles, 23 de marzo de 2011

AYUNOS, SACRIFICIOS Y PENITENCIAS

El primer mensaje de GARABANDAL, decía: " Hay que hacer muchos sacrificios, mucha penitencia. Tenemos que visitar al Santísimo con frecuencia.Pero antes tenemos que ser muy buenos. Si no lo hacemos nos vendrá un castigo.Ya se está llenando la copa, y si no cambiamos, nos vendrá un castigo muy grande ".

Claro, conciso y al "grano", como se dice. Sin perícopas ni circunloquios. Las cosas del Cielo son así. Hoy en día, en un mundo paganizado,  donde el hedonismo es ya una filosofía de vida, la cual se predica desde todos los "púlpitos" de las actuales "iglesias", como son los platós de la televisión, las plataformas radiofónicas o desde las galeradas escritas de los medios de desinformación periodística escrita;  leemos este Su mensaje, el de la Madre de Dios, y a unos les impacta, a los más les causa repulsión y, al resto de esta sociedad desazonada, invertebrada, falta de valores y de principios morales y religisos, le es totalmente indiferente.


Pero para aquellos que escuchamos los Mensajes de nuestra Madre, que intentamos, y digo intentamos, vivir lo que Ella nos dice, como Madre nuestra que es, nos fijamos en el "criterio de discontinuidad", es decir, Su Mensaje no se enhebra con las tendencias sociales actuales, con las modas con las cuales nos bombardean por doquier, con la filosofía de vida que los "apóstoles" sociales y políticos desacreditados nos intentan inculcar, para poder tener una sociedad totalmente alienada y falta completamente de la operación del Espíritu en nosotros, que es lo que hace que "pensemos, sintamos, deseemos y actuemos, con la moción de Ëste y conforme a Jesús.


Para poder discurrir entre tanta podedumbre,  poder evitar el ser inoculado con tal "virus destructor",  y poder tener nuestra mente, nuestro corazón y nuestro actuar en Dios, como ya dijo Karl RAHNER: "El cristiano del futuro será místico, o no será", deberemos acoger el mesnaje de la Virgen, engendrarlo en nuestro corazón, no en nuestra mente, y darlo a luz a través de la acción-operación del Espíritu Santo; y, la única manera de hacerlo, es viviéndolo día a día y en todos los momentos del día, como bien dijo  San Isaac, el Sirio:


Para algunos, llega el tiempo, en el que la Oración de Jesús 'entra al corazón', y ya no es recitada por un esfuerzo deliberado, sino que ésta se recita a sí misma, espontáneamente, continuando, incluso, cuando un hombre habla o escribe, está presente en sus sueños, y lo levanta por las mañanas. En las palabras de San Isaac, el Sirio: "Cuando el Espíritu habita en un hombre, él no cesa de orar, porque el Espíritu, constantemente, orará en él. Entonces, la oración no se cesará de su alma, ni cuando duerme, ni cuando se despierta, sino que cuando come y cuando bebe, cuando se sienta o cuando hace cualquier trabajo, incluso cuando está sumido en el sueño, los perfumes de la oración se derramarán en su corazón, espontáneamente". (Tratados Místicos, editados por Wensinck, p. 174).

jueves, 10 de marzo de 2011

EL AYUNO: PUERTA AL MISTERIO

Sobre el Ayuno


La Virgen María nos pide que ayunemos a pan y agua, miércoles y viernes. Ayunar no quiere decir únicamente abstenerse de comer, sino que el ayuno es libertad—una libertad que todos necesitamos desesperadamente. El ayuno nos regresa a los tiempos antiguos, cuando la gente ayunaba para acercarse más a Dios.

Con el ayuno recibimos muchas gracias. El ayuno se realiza también con nuestros ojos, cuando tratamos deliberadamente de ver a todos con amor. Ayunar es transformarnos, es liberarnos de la máscara del egoísmo. Sólo el que ama puede ayunar. Ayunar es sacrificarse y sacrificarse es amar. Nunca seremos capaces de comprender la cruz de Jesús como el misterio supremo de amor, si no comenzamos a ayunar. El ayuno es importante para nosotros siendo hijos de Adán. Los enfermos o los desvalidos no deben ayunar a pan y agua, pero existen muchas formas de ayunar, por ejemplo, dejar de fumar, dejar de ver la televisión, dejar de dormir y velar en oración, dejar de mentir, de murmurar, de criticar durante todo un día—dejar de pecar y hacer a un lado la soberbia, recordando que somos hijos de Dios y que sin Él nada podemos de hacer. Para liberarnos de Satanás tenemos que ayunar.

( COGIDO DEL LIBRO DE SOR EMMANUEL ).

jueves, 13 de enero de 2011

DISCRETIO SOBRE LAS APARICIONES DE UN TEOLOGO ESPERTO: RENE LAURENTIN

El problema planteado por las apariciones es el de lo sobrenatural sensible. Lo que se encuentra de extraño y de ambiguo en estas manifestaciones sensibles y sobrenaturales es que la fe se define como adhesión a ciertas verdades (o realidades) no evidentes.

Es la convicción de lo que no se ve (élenjos ou blepoménon), según Heb 11,1, y la anticipación de lo que se espera. De aquí aquel aforismo con que concluye el cuarto evangelio: “¡Dichosos los que no han visto y han creído!” (Jn 20,29). Creer es adherirse a ciertas verdades (o realidades) que no son evidentes. Es creer en la palabra, en el testimonio. Las visiones o apariciones afectan, por así decirlo, a esta reglamentación en la medida en que el signo mismo no sería institucional, convencional, natural (como son los sacramentos y los sacramentales), sino sobrenatural, concedido por gracia.

Por tanto, es importante recordar que las visiones o apariciones sobrenaturales no sustituyen a la fe, sino que la ponen de manifiesto, la sitúan como principio para reconocer y distinguir lo que se manifiesta. Mejor aún, lo que se manifiesta parece pertenecer de ordinario al orden dedos signos más que a una intuición inmediata de las realidades sobrenaturales. Se tiene un indicio de ello en el hecho de que las apariciones de la Virgen difieren en lo que respecta a su manera de vestir y -en un sentido más difícil de valorar- a su edad, a su rostro, al color mismo de sus ojos, aunque sea arriesgado interpretar la causa de estas variantes.

Hablar de signo no quiere decir hablar de ilusiones. Todo conocimiento humano en este mundo es conocimiento por medio de signos, puesto que el signo, sea cual fuere, es un medio para conocer y permite alcanzar con su mediación la realidad misma según modos más bien diversos. En este sentido se da una relatividad que depende del modo (a menudo misterioso) de la mediación. Hablar de signos no excluye que una aparición pueda tener un carácter objetivo. Pero la objetividad no tendrá que depender de las condiciones sujetas a medida (frecuencia y longitud de onda de las vibraciones) que caracterizan materialmente al conocimiento sensible. Si Cristo o la Virgen quieren manifestarse, se tratará de una comunicación su¡ generis, cuyo modelo existencial es difícil de precisar. Es ésta una de las razones por las que cualquier aparición es relativa respecto a lo esencial de la fe.

Podrían añadirse otras diferencias. Una aparición es generalmente un fenómeno de poca duración (y la brevedad es a menudo un buen criterio de autenticidad); la fe es permanente. Una visión o aparición ofrece por su parte una evidencia sensible en contraste con el estatuto nocturno de la fe (noche de los sentidos). Tiene de ordinario un carácter particular, ligado a una región o a una época. De suyo, esto no representa un contraste, ya que la fe y la revelación han estado siempre profundamente arraigadas en un tiempo y en un lugar particular (pensemos en los mensajes de los profetas); pero las apariciones del tiempo de la iglesia tienen una función más limitada, más particular en la historia de la salvación, aun cuando esta comunicación no esté privada de toda dimensión de universalidad. La fe es certeza, en el sentido que define la teología, no con la evidencia del objeto, sino a través del testimonio íntimo de Dios mismo.

Viceversa, una aparición puede identificarse tan sólo a través de conjeturas complicadas y diferenciadas; de aquí la prudencia de la iglesia. Sin embargo, esto no excluye que la luz concedida a los videntes pueda darles, por medio de la gracia, una evidencia y una certeza análogas a las de la fe. Y finalmente, el mensaje de una aparición no se añade a la palabra de la Escritura y de la tradición desde fuera, como si se tratara de un complemento o de una palabra distinta, sino que reevoca o manifiesta con una nueva intensidad lo que estaba ya revelado. Su función, como hemos dicho, es la de reavivar la fe y la esperanza.

Estas manifestaciones carismáticas suscitan, por consiguiente, el problema de las relaciones entre la autoridad oficial de la iglesia y los dones gratuitos de los carismas. Si no está excluido ni mucho menos (e incluso es relativamente frecuente) que la autoridad goce de carismas particulares, se trata en muchos casos de simples fieles. Y la aparición, que parece guardar una relación directa con el cielo, suscita desconfianzas en la autoridad que juzga en virtud de unos criterios más modestos. Esto no deja de provocar ciertas tensiones que han hecho minimizar o reprimir estos fenómenos de una forma a veces excesiva. En efecto, la necesidad de que haya presente algún signo, alguna luz, alguna evidencia es algo que ha formado siempre parte de la fe, tanto en los profetas del AT como en la iglesia primitiva y a través de los siglos.

La fe busca la luz y los signos de Dios. En donde estos signos dan una aportación excepcional de presencia o de evidencia, requieren mucha prudencia y discernimiento, ya que están sujetos a desviaciones y a interpretaciones subjetivas. Sin embargo, una línea represiva y puramente negativa de critica externa (racionalista o psicoanalítica, etc.) no es necesariamente sana y fecunda. Es verdad que se dan casos en que es preciso rechazar el error y reprimirlo con la autoridad de Dios, y hay que hacerlo con firmeza, como lo hizo Mons. Laurence en la época de la epidemia de visionarios de Lourdes. Pero su acción mejor en este sentido fue el saber discernir y canalizar los signos que procedían de lo alto y que daban realmente fruto. Por consiguiente, es muy de desear que no se verifique, como ha sucedido en muchas ocasiones, una tensión conflictiva entre la autoridad institucional y los carismas.


REGLAS Y CRITERIOS

Serán útiles algunas reglas sobre este problema-límite, ambiguo y discutido.

a) Las revelaciones privadas no pueden situarse en el mismo plano que la revelación divina dada por Jesucristo, recogida en la Escritura y transmitida por la tradición de la iglesia. Pueden ser únicamente un toque de atención o una explicación particulares.

b) Los textos restrictivos del magisterio sobre las revelaciones privadas ponen de relieve al mismo tiempo tanto la ambigüedad de esta materia sujeta al error, a la ilusión, a la exaltación, como el carácter conjetural de los juicios dirigidos sobre estos hechos particulares por parte de la autoridad de la iglesia.

e) Estos signos relativos y secundarios tienen que ser valorados con modestia, dentro de la obediencia a la autoridad. Sin embargo, esto no impide que estas revelaciones, cuando Dios las ofrece directamente con un carácter de certeza, se manifiesten a los videntes como una luz y un testimonio de Dios mismo. En caso de contradicción se llega a crear un caso de conciencia, que suele presentarse con frecuencia en los místicos depositarios de revelaciones privadas. En Lourdes, las personas que tenían autoridad sobre Bernadette (los padres, el comisario, los jueces) le prohibieron en dos ocasiones acercarse a la gruta, a pesar de que ella le había prometido a la aparición acudir durante quince días. Ella luchó por obedecer, hasta que una fuerza irresistible la impulsó hacia la gruta. Para resolver semejantes conflictos se necesita mucho discernimiento y caridad, mucha prudencia y sentido pastoral.

d) Hay que relativizar, por las razones que hemos indicado, la distinción original entre aparición (objetiva) y visión (subjetiva) y, con mayor razón aún, eliminar la fórmula según la cual todas las apariciones sobrenaturales entran en el campo de la alucinación. Las analogías no son ninguna autorización para reducir estas comunicaciones excepcionales, libres y diversas, dentro de unos esquemas sistemáticos y preestablecidos. No tenemos ningún medio para juzgar en esta materia, y esto por diferentes motivos. El ser que comunica (Cristo o la virgen María en su cuerpo glorificado, tal como lo está en la actualidad) nos es desconocido, tanto en la duración como en el género de existencia corporal, que san Pablo define como misteriosa y completamente diferente de la nuestra (lCor 15,42-44).


La condición del que recibe esa comunicación (el vidente) también se nos escapa; es verdad que el fenómeno sensible del éxtasis puede ser examinado objetivamente en algunos casos, pero incluso en esos casos revela únicamente el condicionamiento de las apariciones; y estas últimas son un fenómeno gratuito, inaccesible, que no puede repetirse a voluntad y que se escapa de toda experimentación psicológica. Por consiguiente, no estamos en una buena posición para comprender la relación que hay entre el vidente y el objeto de la visión. Pero no podemos excluir absolutamente que Dios o que una persona perteneciente a la comunión de los santos pueda manifestarse de un modo auténtico. En ese caso, el medio que utilizan para manifestarse se adapta necesariamente a la naturaleza del sujeto que recibe (ad modum recipientis) y normalmente pertenece a un género de descodificación distinto del conocimiento común sensorial (en donde la información se transmite a través de vibraciones materiales y de influjos nerviosos).

e) En esta materia resulta importante establecer una distinción entre salud y patología. El buen sentido popular, lo mismo que la autoridad, piensan que hay algo patológico cuando alguien dice que ve lo que los demás no ven. No cabe duda de que en esta materia tiene mucho que ver la ilusión. Pero puede haber también una patología por defecto, es decir, el desvío o la retención de ciertos recursos de la comunicación o del conocimiento. Si la biblia denuncia a los falsos profetas, denuncia igualmente la sistemática represión del profetismo (Am 2,1112; Is 30,10; cf Jer 11,21; Zac 1,5; Neh 9,30), lo cual lleva a extinguir la visión y la función profética en el pueblo de Dios para desdicha suya (Lam 2,9-10; cf Ez 2,26; Sal 74,9; 77,9; Dan 3,38). Todo ocurre como si en la biblia y en la iglesia los profetas y los videntes se vieran reprimidos hasta el momento en que, una vez realizada la represión, hay que lamentar que han dejado de existir (1Sam 3,1; 1Mac 9,27). La reaparición del don profético es una de las promesas de renovación que se le hicieron a Israel (Is 59,21; Os 12,1011; Jl 3,1) y que continúa en el NT (Mt 23,37;, He 2,16-18). Es difícil encontrar la medida justa y una recta dirección en estas materias tan complejas.

MARÍA Y LAS APARICIONES

Puesto que las apariciones de la Virgen son en la actualidad más frecuentes y célebres que las demás, podemos preguntarnos cuáles son las afinidades dogmáticas y bíblicas que ella tiene con este fenómeno. En el plano teológico, puesto que ella es la más cercana a Jesucristo, es también la más cercana a los demás miembros del cuerpo místico en la comunión de los santos. Y esto está igualmente de acuerdo con su función de / sierva del Señor, con su misión maternal en el cuerpo místico [-> Madre de Dios, -> Madre nuestra], con su condición glorificada en el cuerpo y en el alma [-> Asunción]. Resulta normal encontrar en ella el “deseo de seguir haciendo el bien en la tierra”, que encontramos en Teresa de Lisieux o en Bernardita de Lourdes. A Grignion de Monfort le gustaba subrayar que la que había tenido una misión en la primera venida de Cristo (primera escatología) está llamada a tener también una misión en su segunda venida.


Puede decirse con la mayor certeza que María parece haber tenido una misión para la salvaguardia de los carismas, en una época en la que éstos se vieron menospreciados o sofocados. Su humilde persona tranquilizaba a la autoridad. De este modo, en un tiempo en que los carismas eran objeto de una desconfianza particular, se ha aceptado en la iglesia la serie prestigiosa de las apariciones modernas.


En el plano bíblico, María, madre del “hijo varón, el que debía apacentar a todas las naciones con una vara de hierro” (Ap 12,5) aparece (indistinta de la iglesia) como una “señal en el cielo” (Ap 12,1). El Cristo del Apocalipsis es el cordero glorificado y al mismo tiempo inmolado. Asimismo María aparece simultáneamente a la luz sobrenatural (“rodeada de sol, con la luna bajo sus pies, coronada de doce estrellas”: Ap 12,1), pero también en los dolores de parto, lo cual significa la cruz (Jn 19,25-27; 16,21) y las persecuciones de la iglesia. Los rasgos de la descripción de Ap 12 vuelven a encontrarse, en diversos grados, en las apariciones de Guadalupe, de la “medalla milagrosa” y otras. Este texto bíblico parece anunciar misteriosamente las visitas históricas de María a su pueblo.
De una manera más amplia, el NT la caracteriza a través de la comunicación con el cielo (anunciación y en cierto sentido Navidad) y de la relación con Cristo (visitación, Caná). Ella ocupa un lugar original y de primer plano en la efusión carismática del don de Dios. La comunión de los santos es el lugar teológico en que es preciso colocar las apariciones y saber discernirlas con la debida medida y sobriedad.

(Publicado por admin en julio 1, 2010 @ 10:58 En Apariciones y Visiones,Galería,REFLEXIONES Y DOCTRINA )